El ser humano es bipartito



La teología reformada, con su enfoque bíblico creacional, considera al hombre dividido en dos partes, una material y otra inmaterial, por lo que podemos decir que tiene un concepto bipartito de la existencia humana. Tan simple como: cuerpo y espíritu (siendo el término “alma” un sinónimo de “espíritu”). Para analizar la constitución del hombre, lo más lógico es ir a su creación en vez de sacar conclusiones a partir de as descripciones del ser (como hacen los que defienden la idea tripartita del hombre). También en la teología reformada, cabe aclarar, no se hace diferencia entre «imagen y semejanza» de Dios (Génesis 1:26) como lo han hecho otras teologías. Sabemos que el hombre posee la imagen de Dios (y una semejanza en cuanto a los atributos internos de Dios como la voluntad, la capacidad de decidir, etc.). Hacer diferencia entre imagen (heb. Tselem) y semejanza (heb. Demut) obviamente deriva en ideas de tripartismo. 

 TRIPARTISMO

 Las idea tripartita del hombre viene del filósofo griego Aristóteles que luego fue reformulada por el teólogo católico Tomás de Aquino (pero adoptado por varios teólogos en el campo evangélico también). Algunos, hasta han llegado a decir que el ser humano es como “La Trinidad” compuesto de tres partes (espíritu, alma y cuerpo). Pero esto (que suena casi a herejía al compararnos con el Dios Trino) no es la realidad bíblica.

 OTRAS POSTURAS

 Algunos dicen que tienen una tercer postura (ni tripartita ni bipartita) llamada «multifacética». En esta postura, según los que la sostienen, consideran al ser humano como de «composición compleja» (mente, corazón, voluntad, conciencia etc.). A mi modo de entender, esta no sería «ninguna categoría nueva». Los que creemos en la composición bipartita del ser humano siempre utilizamos el argumento del «multifacetismo» para explicar que «alma» y «espíritu» son facetas de una misma parte espiritual del hombre (como lo son el corazón, la voluntad o la conciencia).


 LA IDEA BÍBLICA DEL SER HUMANO COMO BIPARTITO


Si vamos a Génesis 2:7, encontramos que solo hay dos elementos constitutivos del ser humano (y no tres). Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. (RV1960). El cuerpo del hombre se compone del polvo de la tierra (parte material), y el aliento de vida es el espíritu que Dios puso en él (parte espiritual). Al decir la Biblia que “Dios creó al hombre a su imagen” (Génesis 1:27), está hablando de esta parte interna. Dios es espíritu (Juan 4:24) y lo que crea a su imagen es el espíritu del hombre (no un espíritu más un alma). Los que argumentan que el ser humano es tripartito (espíritu, alma y cuerpo) lo hacen no desde el principio creacional, sino desde versículos que hablan de la descripción interna del hombre, como se da por ejemplo en Hebreos 4:12 o 1 Tesalonicenses 5:23. Aplicando la misma lógica deberíamos considerar al “corazón” como una parte más de la existencia humana, pues Deuteronomio 4:29 nos habla de buscar a Dios con “el alma y con el corazón”. ¿Y qué decir cuando la Biblia nos menciona aspectos del hombre como la mente, la conciencia o la voluntad? ¿Seguiríamos sumando componentes al hombre (exagerando) para hacerlo cuatripartito o quintupartito? No tiene sentido. 

 Como diría un comentarista: “El hombre está compuesto de dos sustancias, material e inmaterial. Cada una consiste de una variedad dentro de sí misma. Las muchas facetas de lo material y las muchas de lo inmaterial se juntan para constituir la totalidad de cada persona. El hombre es una rica diversidad en unidad.”[1] Algo importante a destacar es que en el Nuevo Testamento la palabra espíritu y alma son muchas veces intercambiables; esto no sería posible si fueran dos cosas distintas. Un ejemplo: Sabemos que la muerte es la separación del alma del cuerpo; lo mismo es decir la separación del espíritu del cuerpo. En los siguientes dos pasajes podemos ver estas equivalencias. Mateo 10:28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero el alma no pueden matar; antes temed a aquel que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno. Santiago 2:26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

 CONCLUSIÓN

 En conclusión, el ser humano es bipartito, y esto tiene una importancia práctica, sobre todo al explicar cristología. La persona de Cristo es la unión perfecta de dos naturalezas, la divina (el Verbo) con la naturaleza humana. Se entiende la “naturaleza humana” compuesta de dos partes: un cuerpo y un alma racional.[2]. Si creeríamos en una naturaleza tripartita, ¿cómo explicaríamos la encarnación del Verbo? Por cierto es ir en contra de los concilios históricos de la Iglesia (como Éfeso y Calcedonia) donde tenemos la precisiones de la unión hipostática (que nunca hablan de tripartismo) y es donde se nutren las confesiones de fe reformada a la hora de explicar la doble naturaleza de Cristo. Una mala antropología nos llevaría a una mala cristología, por eso la gran importancia de considerar al hombre bipartito y no tripartito. 

 Por Alejandro Riff

Bibliografía
 [1] Charles Caldwell Ryrie, Teologı́a básica (Miami: Editorial Unilit, 2003), 223.
 [2] La Declaración Ligonier sobre Cristología, El verbo se hizo carne (Sanford, FL , Ligonier Ministries 2016 ), 8.

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